miércoles, 5 de febrero de 2014

La descarbonización de la electricidad, una alternativa al fracking

Uno de los temas que, para algunos medios españoles, poco da para hablar, el fracking, se ha convertido en una cuestión bastante debatida en la prensa inglesa. La sociedad británica se halla dividida en torno a dos posturas que, según Anne Perkins, periodista de The Guardian, parecen ser difíciles de conciliar. De un lado, están los defensores del fracking, grandes compañías que aseguran traer el recurso de energía del futuro y ganancias fiscales. Y del otro, los opositores, habitantes de municipios con grandes zonas verdes, asentados sobre balsas de gas pizarra.

De acuerdo con Perkins, existe una alternativa que el gobierno inglés parece olvidar: la descarbonización de la electricidad, o dicho de otro modo, la reducción de la emisión de CO2 en la producción de electricidad.  ¿En qué consiste tal procedimiento? Según Jeffrey D. Sachs, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, “se basaría en pasar de los combustibles fósiles –el petróleo, el gas y el carbón- a las energías renovables, y la retención de las emisiones de CO2 que producen los recursos contaminantes para evitar que lleguen a la atmósfera”. Esas emisiones quedarían enterradas bajo tierra o bajo la superficie marina, con el fin de crear futuros pozos de petróleo, según Sachs.

¿Qué impide el asentamiento de la descarbonización en Reino Unido? Lo mismo que impide, según el experto, la presión que ejercen las grandes compañías pro-fósiles al gobierno estadounidense. “Los enemigos de la teoría del cambio climático han gastado miles de millones de dólares para influir en las autoridades, apoyar las campañas electorales de los defensores de los combustibles fósiles y derrotar a los candidatos que se atreven a fomentar la energía limpia”, ha indicado Sachs en un artículo publicado en El País. “El Partido Republicano en conjunto obtiene un apoyo financiero en gran escala de los oponentes de la descarbonización y esos donantes luchan agresivamente contra la menor medida en pro de la energía renovable. Por su parte, muchos miembros demócratas del Congreso en Estados Unidos forman parte también del bando defensor de los combustibles fósiles”. Y en todo este embrollo, quienes salen perdiendo son las renovables. De acuerdo con Perkins, “algunos diputados conservadores han afirmado que el fracking puede ser una alternativa a la descarbonización, lo que supondría acabar con las inversiones en las renovables”.

En España, la situación no varía demasiado. La Asociación Española de la Industria Eléctrica (UNESA), más conocida por ser la patronal de las eléctricas, ha afirmado en numerosas ocasiones la necesidad de suprimir las subvenciones que el gobierno otorga a las energías renovables para reducir la factura de la luz. Mientras que José Miguel Villarig, presidente de la Asociación de Productores en Energías Renovables (APPA), ha seguido insistiendo en que las “grandes damnificadas” de la reforma energética –aprobada por el gobierno el pasado año-, son las energías limpias. Un enfrentamiento que da para hablar en otra entrada.


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